El diagnóstico de una enfermedad oncológica puede afectar emocionalmente a los pacientes, sus familiares, cuidadores y amigos. También puede ocurrir un declinamiento de las funciones cognitivas que puede estar asociado directamente a la lesión que presente, secundario a su tratamiento, ya sea quimioterapia, radioterapia o cirugía y también al propio desgaste fisiológico que produce el estrés emocional por afrontar una enfermedad oncológica. Específicamente, los pacientes neurooncológicos tienen aún más riesgo de presentar afectaciones cognitivas debido, en gran medida, a la localización de la lesión que presentan. Por lo cual, el tratamiento que se determine para ellos deberá tener en cuenta estas afectaciones, con el objetivo no solo de eliminar todo o la mayor parte de la lesión que pone en riesgo sus vidas, sino también para brindarles calidad de vida, con el principio de una asistencia neurooncológica mínimamente invasiva para evitar al máximo secuelas producidas por el tratamiento, entre las que pueden estar el agravamiento de afectaciones cognitivas existentes y/o producirlas. Es por ello que para la atención a pacientes neurooncológicos se requiere de una asistencia multidisciplinar que esté dirigida a la selección del tratamiento adecuado, mínimamente invasivo, para cada paciente, que incluya la evaluación psicológica y neuropsicológica durante todo el proceso.En el presente trabajo se exponen experiencias con pacientes que han recibido tratamientos neuroquirúrgicos mínimamente invasivos, en la modalidad despierto, atenidos en el Servicio de Neurocirugía del Hospital Clínico Quirúrgico “Hermanos Ameijeiras”.Palabras claves: Neurooncología mínimamente invasiva, Psicología, Neuropsicología, Neurocirugía con el paciente despierto.